pub-6767527115832679 Abueso infantil.

Abueso infantil.

El abuso sexual y el silencio que los rodea.

 La inocencia de un niño es algo invaluable, no tiene precio, no se puede comprar ni vender. Por ello como padres, y aunque aún no lo seamos, está en nuestras manos la gran responsabilidad de apreciarla, valorarla y disfrutar de ella cada día.



No hay en el mundo mayor magia ni verdad que esa que nos muestran a diario los niños ante nuestras miradas de una manera natural y genuina.

La inocencia de los niños es también la fuente de energía del universo, ellos conservan una peculiar manera de ver la vida y el mundo que los rodea. Poseedores de las miradas más alegres y sencillas, dotados de mucha imaginación ante cualquier situación cotidiana. Nuestros niños son especiales y únicos y es nuestro deber cuidarlos.

Conceptos teóricos del abuso sexual

Términos, conceptos, definiciones

 E l abuso sexual de menores pertenece a la clasificación de maltrato infantil considerado como uno de los más graves y difíciles de asimilar, tanto para la víctima como para sus familiares. El abuso de menores sucede, por lo general, en familias disfuncionales donde existen otros indicadores de violencia intrafamiliar, como el maltrato físico contra la pareja o los niños, las separaciones y divorcios, las familias monoparentales o el abandono simbólico de niños. Éste tiene lugar cuando los padres están presentes en el hogar, pero no cumplen con los deberes hacia sus hijos.

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 Para el mejor entendimiento es necesario exponer los tipos de maltratos contra los menores, uno de los cuales es el abuso sexual. La clasificación ha sido retomada de la que presentan estudios de la Universidad de Murcia, en España, y ordenada en la siguiente forma:

 Maltrato físico: acción no accidental de algún adulto que provoca daño físico o enfermedad en el niño, o que le coloca en grave riesgo de padecerlo como consecuencia de alguna negligencia intencionada.

 Abandono físico: situación en que las necesidades físicas básicas del menor, como alimentación, higiene, seguridad, atención médica, atuendo, educación y cuidado no son atendidas adecuadamente por ningún adulto del grupo que convive con él.

Maltrato emocional: conductas de los padres/madres o cuidadores tales como insultos, rechazos, amenazas, humillaciones, desprecio, burlas, críticas, aislamiento o intimidación que causen o puedan causar deterioro en el desarrollo emocional, social o intelectual del niño.

Abandono emocional: situación en la que el niño no recibe el afecto, la estimulación, el apoyo y la protección necesarios en cada estadio de su evolución, lo que inhibe su desarrollo óptimo. Existe falta de respuesta por parte de los padres/madres cuidadores hacia las expresiones emocionales del niño (llanto, sonrisa...) o a sus intentos de aproximación o interacción.
 

Abuso sexual: cualquier clase de placer sexual que un adulto obtiene con un niño desde una posición de poder o autoridad. No es necesario que exista un contacto físico en forma de penetración o tocamientos para considerar que existe abuso sino que puede utilizarse al niño como objeto de estimulación sexual. Se incluye aquí el incesto, la violación, la vejación sexual (por un tocamiento diagonal se manosea a un niño con o sin ropa; se alienta, fuerza o permite a un niño que toque de manera inapropiada al adulto) y el abuso sexual sin contacto físico (seducción verbal, solicitud indecente, exposición de órganos sexuales a un niño para obtener gratificación sexual, realización del acto sexual en presencia de algún menor, masturbación en presencia de un niño, mostrarle imágenes pornográficas) (Universidad de Murcia, 1996). National Center of Child Abuse and Neglect (1978) 

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define el abuso sexual como contactos e interacciones entre un niño y un adulto cuando el adulto agresor usa al niño para estimularse sexualmente, a sí mismo, al niño o a otra persona. El abuso sexual puede ser también cometido por una persona menor de 18 años cuando ésta es significativamente mayor que su víctima o cuando el agresor está en posición de poder o control sobre el otro. El abuso sexual de menores se debe definir a partir de los conceptos de coerción y asimetría de edad, ya que la coerción (uso de la fuerza, engaño, o presión) debe considerarse como criterio suficiente para diagnosticar una conducta de abuso sexual a un menor, la asimetría de edad impide la verdadera libertad de decisión y hace imposible una actividad sexual consentida, ya que los participantes tienen madurez biológica y unas expectativas de vida diferentes. Entenderemos por abuso sexual infantil cualquier conducta de tipo sexual que se realice con un niño o una niña, incluyendo las siguientes situaciones:

 • Realizar tocamiento de genitales del niño o niña por parte del abusador. 

• Tocar otras zonas del cuerpo del niño o niña por parte del abusador.

   Desnudarse delante del niño y mostrarle sus propios genitales.

 • Incitar al infante, por parte del abusador, al tocamiento de sus propios genitales. 

Penetrar la vagina o el ano, o intentarlo, ya sea con sus propios genitales, con otras partes del cuerpo (dedos), o con objetos (palos u otros objetos), por parte del abusador.

 • Ostentar material pornográfico a un niño o niña (revistas, películas, fotos).

 • Contactar (el abusador/a) de forma buco genital al niño/a.

 • Exhibir sus genitales al niño o niña.

 • Utilizar al niño o niña en la elaboración de material pornográfico: fotos, películas.

 • Observar los jugueteos sexuales o las relaciones sexuales que realizan otros o el abusador mismo.

 • Obligar a las víctimas a prostitución infantil o trata de personas.

Definición de cinco conceptos básico del abuso sexual.

 Es de gran importancia tener claridad en la terminología usada para el abuso sexual de menores. Los conceptos o definiciones pueden ser confusos y mal utilizados. En el caso de abuso sexual de menores es necesario distinguir entre cinco conceptos básicos: abuso sexual, acoso sexual, incesto, violación sexual y pedofilia. Los cinco se han usado indiscriminadamente sin la comprensión de su significado. El abuso sexual se refiere a incidentes repetitivos donde el agresor, por lo general persona muy cercana al niño (padre, pariente, amigo de la familia, maestro, etcétera) está ligada afectivamente al niño, que guarda en secreto el abuso por largo tiempo, que se siente comprometido y culpable y que, con frecuencia, es amenazado. 

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El abuso sexual puede durar meses, es repetitivo y, en algunas ocasiones, se prolonga durante años. La víctima de abuso sexual es seducida, por lo general, sin violencia y se siente comprometida con el violador; por lo mismo, guarda el secreto. En otros casos ha sido amenazada y, sintiéndose culpable por participar en el suceso, que intuye que no es correcto, no tiene el valor para denunciar a su victimario. El abuso sexual de niños involucra violencia y fuerza menor porque se trata de seducción, supuesto cariño hacia al niño, aparentemente encubierto con la protección y/o amenaza, mientras que la violación involucra una fuerza física mayor, amenazas contra su vida y, muchas veces, tortura.

 Los niños abusados son frecuentemente resignados, ansiosos, miedosos y se sienten involucrados en algo prohibido y, así, se dejan manipular fácilmente por el exceso de miedo y el sentimiento de culpa, por lo cual guardan silencio. Es importante contar con una definición de abuso sexual de menores y que ésta sea muy clara y precisa. De su claridad dependerán cuestiones de tanta importancia como la detección de casos y las posibilidades de realizar estimaciones estadísticas del problema (Echeburúa, Guerricaechevarría, 2000: 9).

 Se considera que existe abuso sexual a menores cuando la diferencia de edad que hay entre el violador y la víctima es de cuando menos cinco años y la víctima es menor de edad, es decir, que se trata de un niño o un adolescente. La actividad sexual puede incluir penetración (sea vaginal o anal), diversos géneros de tocamiento o actos sexuales que no implican contacto, como la exposición y el voyerismo. Otra de las definiciones señala que el abuso sexual es todo acto ejecutado por un adulto o adolescente que se vale de un menor para estimularse o gratificarse sexualmente. 

El carácter abusivo se le atribuye en la medida que pudiéndose realizar estos actos con o sin el consentimiento del menor, se trata de actos para los cuales se carece madurez y el desarrollo cognoscitivo necesarios para evaluar su contendido u sus consecuencias (González, Azaola, Duarte, Lemus, 2007: 2-13).

 El acoso sexual ilustra, con la invitación para un comportamiento sexual, pláticas de contenido sexual, miradas al cuerpo de niños, intentos para tocar su cuerpo, preguntas insistentes sobre sexualidad, señalamientos libidinosos y otras conductas por el estilo. 

Por incesto quiero expresar que se ha producido abuso sexual entre consanguíneos, cuando están directamente implicados padres o hermanos, o cuando son responsables de un acto que será traumático para el menor. Existen distintas teorías que señalan que existe una coincidencia entre incesto y pobreza; se ha señalado que el aislamiento social y la marginación son también factores que pueden influir en este fenómeno, pero no es determinante que sólo el bajo nivel socioeconómico sea suficiente para explicar o justificar la aparición de abuso sexual de menores. 

El incesto es una muestra de grave patología familiar. Weiss (2011) evidencia que las víctimas del incesto provienen, por lo general, de una familia con padre autoritativo y madre que no representa ninguna influencia educativa positiva (por ejemplo la madre crónicamente enferma), además de las familias muy conservadoras con actitudes muy rígidas hacia el sexo. La represión de la sexualidad por parte de los padres es un importante predictor de futuro abuso sexual de menores. 

El abuso sexual en la infancia impide el adecuado desarrollo emocional de la víctima y de forma frecuente afecta su vida, especialmente en el momento de la adolescencia y en la época del sujeto, en la cual nace una necesidad natural en el desarrollo de las relaciones heterosexuales. En este momento despierta la vivencia traumática del suceso anterior y la persona es sumamente vulnerable a la nueva relación.

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Abuso infantil


 La angustia, el miedo y la desconfianza impiden a las víctimas el disfrute de una relación que en alguna forma revive la relación sexual patológica que se dio en la temprana edad. Es también el momento en la vida de las víctimas en que buscan ayuda y, con mucha frecuencia, es la primera vez que, después de muchos años, denuncian el abuso sexual o señalan a su propia familia como incestuosa. Para que la víctima denuncie el abuso, sucede con cierta frecuencia, que el victimario empieza abusar de una hermana más pequeña y surge un sentimiento de celos o de protección de la menor, por lo que denuncia el acto (Weiss, 2011: 3).

 De manera diferente, la violación sexual ocurre de manera abrupta y, por lo general, tiene lugar sólo una vez. El violador tiende a ser una persona desconocida para la víctima y la violación se considera como un delito, encomendado para su castigo al Ministerio Público. En muchas ocasiones puede ser resuelto de manera rápida, en especial por presiones y ayuda de sus cuidadores y/o de la ciudadanía. Ser víctima de violación por un extraño es muy diferente, independientemente de que sea igual de doloroso que sufrir el abuso sexual de alguien muy cercano e importante en la vida de la víctima y, sobre todo, en el tiempo prolongado en el que éste ocurra. 

 La pedofilia es una desviación sexual que consiste en que el pedófilo prefiere la satisfacción de su deseo sexual con los niños sexualmente inmaduros, que por lo general tienen entre ocho y 12 años. Los niños, como su objeto sexual, no deben tener todavía los signos secundarios de la madurez sexual como son los vellos púbicos, los senos en las niñas y falta de la eyaculación en los niños. Igual es para el pedófilo muy importante la inmadurez emocional y psicológica de las víctimas, porque le atrae la ingenuidad, la dependencia, la espontaneidad y la transparencia en el pensamiento de los niños inocentes.


 El pedófilo es, casi siempre, bien aceptado, porque él mismo se siente muy cómodo en compañía de niños, sabe jugar con ellos, les comprende y se siente seguro en el mundo infantil, ya que su propia inmadurez no le permite formalizar relaciones interpersonales con los adultos. La diferencia entre el abuso sexual y la pedofilia está en la forma de realizar el contacto sexual. Al verdadero pedófilo no le importa tanto el coito, como la penetración vaginal o anal. Se conforma con tocamientos, masturbación o sexo oral. Es muy común que el pedófilo busque un trabajo en el cuál pueda tener acceso fácil hacia los niños, como en escuelas o grupos de scouts; ser maestros de música o deportes y otros por el estilo. 

  El niño víctima 

No hay niño en ningún lugar del mundo que esté preparado psicológica o emocionalmente para hacer frente a la incitación sexual por parte de un adulto. Los niños de  dos o tres años que aún no saben que la actividad sexual es mala (para ellos y su edad, evidentemente), desarrollarán problemas emocionales graves como resultado de su incapacidad para hacer frente a una sobre-estimulación sexual.

 Las características (posteriores) de los niños que pasaron por la triste experiencia del abuso sexual dependerán del tiempo que perduró el abuso (o los múltiples abusos) y de la edad en la que tuvieron lugar. Dichas características pueden variar pero los síntomas que presentarán cuando sean adultos mostrarán con toda certidumbre esos terribles momentos o tiempos. Las estadísticas señalan que las edades entre siete u ocho años y entre 12 o 13 años son las que dejan marcas más persistentes.

 Uno de los síntomas más significativos es la privación de su infancia, la interrupción del desarrollo biopsicosocial y el cambio de su posición social en su entorno al estar aislados tanto de su medio ambiente como de su propia familia. El trauma que provoca el abuso sexual marcará emocionalmente al niño y si los abusos se prolongan, el niño perderá la seguridad en sí mismo, su autoestima será baja, se despreciará, se convertirá en un niño retraído, deprimido y desconfiado de los demás.

 Cuando crezca adquirirá una distorsionada representación sobre la sexualidad y sus relaciones heterosexuales futuras se verán perjudicadas. En muchos casos los niños abusados sexualmente abusarán del alcohol, de las drogas; se pueden convertir en prostitutas o tanto las niñas como los niños ser prostituidos o ser, a su vez, abusadores sexuales de menores en el futuro. El niño abusado sexualmente es un niño indefenso que tiene problemas emocionales y conflictos sexuales derivados de una sexualidad precoz. 

Por lo general, tiene muy pocos amigos, se aisla, puede ser insociable o, al revés, sexualmente provocativo. En general podemos estar seguros que se convertirá en un niño psíquica y emocionalmente vulnerable frente la vida. También existen niños, en especial niñas, que son sexualmente provocadoras y podemos observar que, hasta cierto punto, seductoras; las podemos describir como un niño o una niña sexualmente precoces. Son aquellos niños que tienen una gran necesidad de afecto, que provienen de familias con relaciones interpersonales pobres, familias sin amor, con una madre enfermiza, sumisa y maltratada; familias que llamamos también disfuncionales. Los niños pertenecientes a este tipo de familias buscan otras formas para satisfacer su necesidad de obtener el afecto, cariño y aceptación; así, pueden provocar o incitar los impulsos sexuales del adulto. Los rasgos de la personalidad, que está todavía en desarrollo, son ligeramente histriónicos y narcisistas, que se manifiestan a través del exhibicionismo, con tendencia a llamar la atención y una constante búsqueda de aprobación y cariño


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