Definición
La depresión se presenta como un conjunto de síntomas de predominio afectivo (tristeza patológica, apatía, anhedonia, desesperanza, decaimiento, irritabilidad, sensación subjetiva de malestar e impotencia frente a las exigencias de la vida) aunque, en mayor o menor grado, también están presentes
síntomas de tipo cognitivo, volitivo y somático, por lo que podría hablarse de
una afectación global psíquica y física, haciendo especial énfasis en la esfera
afectiva. La posibilidad diagnóstica de un trastorno depresivo se suele plantear
a partir de datos observacionales poco específicos, como el deterioro en la
apariencia y en el aspecto personal, enlentecimiento psicomotriz, tono de
voz bajo, facies triste, llanto fácil o espontáneo, disminución de la atención,
verbalización de ideas pesimistas (culpa, hipocondría, ruina…) alteracio-
nes del sueño y quejas somáticas inespecíficas.
La base para distinguir estos
cambios patológicos de los ordinarios, viene dada por la persistencia de la
clínica, su gravedad, y el grado de deterioro funcional y social.
Muchos casos de depresión son claramente apreciables en la práctica
clínica, aunque resulte difícil establecer su autonomía diagnóstica respecto
a otras entidades psicopatológicas. Así, por ejemplo, frecuentemente se
percibe el trastorno depresivo asociado a ansiedad con diversas combinaciones sintomáticas en sus manifestaciones.
La depresión también puede concurrir con el abuso de alcohol y otras sustancias,y con algunas enfermedades
orgánicas cerebrales y sistémicas4. También es frecuente su asociación con
trastornos de la conducta alimentaria y algunos trastornos de la personalidad. Además, es más común entre personas con enfermedad física crónica
y la relación entre ambas es recíproca, ya que los problemas físicos pueden
exacerbar la depresión y a su vez la depresión puede afectar negativamente
al curso de la patología física. La depresión también es un factor de riesgo
para algunas patologías físicas, como es el caso de las enfermedades cardiovasculares.
La depresión se puede iniciar a cualquier edad, aunque su mayor pre-
valencia se produce entre los 15 y 45 años, por lo que tiene un gran impacto en la educación, la productividad, el funcionamiento y las relaciones perso-
nales15, 19. La sintomatología del trastorno puede ser distinta con la edad: los
jóvenes muestran síntomas fundamentalmente comportamentales, mientras
que los adultos mayores tienen con mayor frecuencia sintomático .
Factores de riesgo
Las variables que incrementan el riesgo de depresión se pueden clasificar en factores personales, sociales, cognitivos, familiares y genéticos.
Factores personales y sociales
La prevalencia e incidencia de los trastornos depresivos es mayor en mujeres
que en hombres, comenzando en la adolescencia y manteniéndose en la edad
adulta25.Además, aunque la depresión es una importante causa de discapa-
cidad tanto en hombres como en mujeres, se ha estimado que la carga de la
depresión es 50% más alta en las mujeres que en los hombres .
Las enfermedades crónicas, tanto físicas como mentales y la posible
asociación con el consumo de alcohol y tabaco26, 27 también son factores de
riesgo importantes.
Los rasgos neuróticos de la personalidad se asocian con una mayor inci-
dencia de casos y recaídas de depresión mayor28-30 y probablemente, aumentan la posibilidad de desarrollar depresión ante los acontecimientos adversos
de la vida. También se asocian a otras formas de psicopatología, especialmente con los trastornos de ansiedad30. Los trastornos de ansiedad son en
general factores de riesgo para el desarrollo del primer episodio de depresión
mayor y también la distimia se ha visto como un importante predictor del
desarrollo posterior de un cuadro depresivo riesgos Por otra parte, se ha observado que pacientes, fundamentalmente
varones, con antecedentes de ataques de pánico, tienen mayor riesgo de
desarrollar depresión mayor. Dicha correlación no se ha encontrado con
otros trastornos mentales33.
Se ha descrito una asociación entre migraña y depresión, de manera
que los pacientes con depresión mayor presentaban mayor riesgo de sufrir
migraña y a su vez, los que presentaban migraña (no otro tipo de cefalea)
tenían mayor riesgo de depresión mayor.
También, la presencia de enfermedad cardiaca y diversas patologías endocrinas, como la diabetes, el hipo
o hipertiroidismo, el síndrome de Cushing, la enfermedad de Adisson y la
amenorrea hiperprolactinemia, parecen aumentar el riesgo de depresión .
Dentro del papel atribuido a las circunstancias sociales se ha destacado
el bajo nivel de recursos económicos y las circunstancias laborales. Las personas en desempleo y baja laboral presentan depresiones con mayor frecuencia. En un estudio de cohortes prospectivo publicado recientemente
se desprende que las personas de los grupos socioeconómicos y ocupaciona-
les más desfavorecidos tienen índices más altos de depresión, indicando que
el riesgo de depresión sigue un gradiente socioeconómico, especialmente
cuando el trastorno es crónico.
El estado civil (estar soltero, divorciado o viudo) y el estrés crónico
parecen relacionarse con una mayor probabilidad de desarrollar depresión14,
y también se observa que la exposición a adversidades a lo largo de la vida
está implicada en el comienzo de trastornos depresivos y ansiosos.
Factores cognitivos
La investigación sobre el papel de los factores cognitivos en la depresión se
ha guiado predominantemente por el modelo de Beck, en el que los esque-
mas negativos, pensamientos automáticos, distorsiones cognitivas y creen-
cias disfuncionales tienen un papel fundamental en el procesamiento de la
información38. Estos y otros factores como la reactividad cognitiva hacia los
eventos negativos, el estilo rumiativo de respuesta y los sesgos atencionales
se consideran claves en el desarrollo y mantenimiento de la depresión.
Factores familiares y genéticos
Los descendientes de pacientes con depresión constituyen un grupo de
riesgo tanto para enfermedades somáticas como para trastornos mentales.
Así, los familiares de primer grado de pacientes con trastorno depresivo
mayor tienen el doble de posibilidades de presentar depresión que la población general, proporción también importante en los de segundo grado.
El patrón de presentación del cuadro también puede ser diferente, encontrando como señal más temprana un trastorno de ansiedad43. No obstante,
estos estudios familiares por sí mismos no pueden establecer qué cantidad
de riesgo proviene de los factores genéticos y qué cantidad del ambiente
familiar compartido.
Uno de los acercamientos más frecuentes en la investigación de los
genes implicados en el desarrollo de la depresión es el análisis del papel de
las monoaminas. De entre todas las variantes genéticas estudiadas, un factor
que podría influir en su desarrollo es la presencia de un polimorfismo del
gen que codifica el transportador de la serotonina, lo que produciría una
disminución del transporte de este neurotransmisor. Este gen podría ser un
predictor de la respuesta al tratamiento antidepresivo.
El estudio PredictD, realizado en 6 países europeos y Chile en el ámbito
de atención primaria, con el objetivo de realizar un algoritmo de predicción
de riesgo de depresión, incluyó los siguientes factores: edad, sexo, nivel educativo, resultados de cribados previos de depresión, historia familiar de problemas psicológicos, salud física y mental, dificultades económicas y experiencias de discriminación. Actualmente este estudio está realizándose en
España, junto con un ensayo clínico en el que se emplea el algoritmo para
cuantificar el grado de riesgo.
Riesgo de suicidio
La depresión es uno de los factores más asociados a la conducta suicida.
Se ha estimado que el riesgo de suicidio es cuatro veces mayor en las personas con depresión en comparación con la población general, y 20 veces
mayor en el caso de la depresión grave.
Debido a ello diferentes GPC de
depresión recogen la importancia de la evaluación del riesgo de suicidio
ante un paciente depresivo14,.
La conducta suicida es el resultado de la confluencia de distintas situa-
ciones y factores que se combinan entre sí para generar un abanico que iría
desde la ideación hasta el suicidio consumado. En la actualidad se considera
que el suicidio se mueve a lo largo de un continuum de diferente naturaleza
y gravedad, que va desde la ideación (idea de la muerte como descanso,
deseos de muerte e ideación suicida) hasta la gradación conductual cre-
ciente (amenazas, gestos, tentativas y suicidio).
El riesgo de suicidio se puede incrementar durante el episodio de
depresión y en el período de remisión parcial. Algunos de los factores que
se han asociado con mayor riesgo de suicidio en pacientes con depresión
son: sexo masculino, historia familiar de trastorno mental, intento de suicidio previo, niveles más graves de depresión, presencia de desesperanza y trastor-
nos comórbidos, especialmente ansiedad y abuso de alcohol y otras drogas50.
Otros factores que se han asociado al suicidio en pacientes con depresión
son el trastorno límite de la personalidad y niveles altos de impulsividad y
agresividad52.
Cuando existe riesgo de suicidio en un paciente con depresión se reco-
mienda considerar la derivación a atención especializada, de modo urgente
cuando el riesgo es elevado48 (ver notas al algoritmo).
Diagnóstico .
Criterios diagnósticos
Los criterios diagnósticos de depresión más utilizados, tanto en la clínica
como en la investigación, son los de la Clasificación Estadística Internacional
de Enfermedades y Problemas Relacionados con la Salud (CIE) y los de la
clasificación de la American Psychiatric Association (DSM).
Clasificación Internacional de Enfermedades, décima revisión (CIE-10)
La CIE-10 clasifica la depresión mayor dentro los trastornos del humor o
afectivos (F30-F39). La categoría F32 incluye el episodio depresivo y la F33
la de trastorno depresivo recurrente, y la primera se subdivide a su vez en:
– F32.0 Episodio depresivo leve
– F32.1 Episodio depresivo moderado
– F32.2 Episodio depresivo grave sin síntomas psicóticos
– F32.3 Episodio depresivo grave con síntomas psicóticos
– F32.8 Otros episodios depresivos
– F32.9 Episodio depresivo, no especificado
En cualquiera de los casos, el episodio depresivo debe tener una duración de al menos dos semanas y siempre deben estar presentes como mínimo
dos de los tres síntomas considerados típicos de la depresión (tabla 1):
– ánimo depresivo
– pérdida de interés y de la capacidad para disfrutar
– aumento de la fatigabilidad.
Tabla 1. Criterios diagnósticos de
episodio depresivo según CIE-10
A.El iepisodio depresivo debe durar al menos dos semanas.
B. El episodio no es atribuible a abuso de sustancias psicoactivas o a trastorno mental
orgánico.
C. Síndrome somático: alguno de los síntomas depresivos pueden ser muy destacados y
adquirir un significado clínico especial. Habitualmente, el síndrome somático se considera
presente cuando coexisten al menos cuatro o más de las siguientes características:
– Pérdida importante del interés o capacidad de disfrutar de actividades que normalmente
eran placenteras
– Ausencia de reacciones emocionales ante acontecimientos que habitualmente provocan
una respuesta
– Despertarse por la mañana dos o más horas antes de la hora habitual
– Empeoramiento matutino del humor depresivo
– Presencia de enlentecimiento motor o agitación
– Pérdida marcada del apetito
– Pérdida de peso de al menos 5% en el último mes
– Notable disminución del interés sexual .
En la tabla 2 se exponen los criterios de gravedad de un episodio
depresivo, según CIE-10.
Tabla 2. Criterios de gravedad de un episodio depresivo según CIE-10
A. Criterios generales para episodio depresivo
– El episodio depresivo debe durar al menos dos semanas.
– El episodio no es atribuible a abuso de sustancias psicoactivas o a trastorno mental
orgánico.
B. Presencia de al menos dos de los siguientes síntomas:
– Humor depresivo de un carácter claramente anormal para el sujeto, presente durante la
mayor parte del día y casi todos los días, que se modifica muy poco por las circunstan-
cias ambientales y que persiste durante al menos dos semanas.
– Marcada pérdida de los intereses o de la capacidad de disfrutar de actividades que ante-
riormente eran placenteras.
– Falta de vitalidad o aumento de la fatigabilidad.
C. Deben estar presentes uno o más síntomas de la lista, para que la suma total sea
al menos de cuatro:
– Pérdida de confianza y estimación de sí mismo y sentimientos de inferioridad.
– Reproches hacia sí mismo desproporcionados y sentimientos de culpa excesiva e inadecuada.
– Pensamientos recurrentes de muerte o suicidio, o cualquier conducta suicida.
– Quejas o disminución de la capacidad de concentrarse y de pensar, acompañadas de
falta de decisión y vacilaciones.
– Cambios de actividad psicomotriz, con agitación o inhibición.
– Alteraciones del sueño de cualquier tipo.
– Cambios del apetito (disminución o aumento) con la correspondiente modificación del
peso.
D. Puede haber o no síndrome somático*
Episodio depresivo leve: están presentes dos o tres síntomas del criterio
B. la persona
con un episodio leve probablemente está apta para continuar la mayoría de sus actividades.
Episodio depresivo moderado: están presentes al menos dos síntomas del criterio b y
síntomas del criterio C hasta sumar un mínimo de 6 síntomas. la persona con un episodio
moderado probablemente tendrá dificultades para continuar con sus actividades ordinarias.
Episodio depresivo grave: deben existir los 3 síntomas del criterio b y síntomas del criterio
C con un mínimo de 8 síntomas. las personas con este tipo de depresión presentan síntomas marcados y angustiantes, principalmente la pérdida de autoestima y los sentimientos
de culpa e inutilidad.
Son frecuentes las ideas y acciones suicidas y se presentan síntomas
somáticos importantes. Pueden aparecer síntomas psicóticos tales como alucinaciones,
delirios, retardo psicomotor o estupor grave. En este caso se denomina como
episodio
depresivo grave con síntomas psicóticos. los fenómenos psicóticos como las alucinaciones
o el delirio pueden ser congruentes o no congruentes con el estado de ánimo.
Tabla 3. Criterios diagnósticos de trastorno de depresión mayor según DSM-5
A. Cinco (o más) de los síntomas siguientes han estado presentes durante el mismo período
de dos semanas y representan un cambio de funcionamiento previo; al menos uno de
los síntomas es (1) estado de ánimo depresivo o (2) pérdida de interés o de placer.
(1) Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días, según se
desprende de la información subjetiva o de la observación por parte de otras personas.
(2) Disminución importante del interés o el placer por todas o casi todas las actividades
la mayor parte del día, casi todos los días (como se desprende de la información
subjetiva o de la observación)
(3) Pérdida importante de peso sin hacer dieta o aumento de peso, o disminución del
apetito casi todos los días
(4) Insomnio o hipersomnia casi todos los días.
(5) Agitación o retraso psicomotor casi todos los días.
(6) Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.
(7) Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada (que puede ser
delirante) casi todos los días (no simplemente el autorreproche o culpa por estar
enfermo).
(8) Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o para tomar decisiones,
casi todos los días (a partir de la información subjetiva o de la observación por parte
de otras personas).
(9) Pensamientos de muerte recurrentes (no solo miedo a morir), ideas suicidas recu-
rrentes sin un plan determinado, intento de suicidio o un plan específico para llevarlo
a cabo.
b. los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral
u otras áreas importantes del funcionamiento.
C. El episodio no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia o de otra
afección médica.
D. El episodio de depresión mayor no se explica mejor por un trastorno esquizoafectivo,
esquizofrenia, trastorno esquizofreniforme, trastorno delirante, u otro trastorno especificado o no especificado del espectro de la esquizofrenia y otros trastornos psicóticos.
E. Nunca ha habido un episodio maníaco o hipomaníaco.
Diagnóstico diferencial
El diagnostico diferencial del episodio depresivo debe orientarse a constatar si la etiología es idiopática o puede estar relacionada con otra patología
médica, trastorno mental, consumo de drogas o alguna medicación prescrita.
En la tabla 4 se presentan las principales enfermedades que pueden
manifestarse con sintomatología depresiva. Es importante tener en cuenta
su posible presencia con el fin de realizar las pruebas pertinentes que orienten a estas patologías.
- Tabla 4. Diagnóstico diferencial de la médicas
- Patologías médicas
- Endocrino/Metabólicas: Patología tiroidea (hipo e hipertiroidismo), diabetes, Trastorno obsesivo compulsivo
- anemia severa, enfermedad de Cushing, enfermedad de Adisson, Porfiria
- Infecciosas: Tuberculosis, infección por virus del Epstein-barr, VIH, sífilis terciarias
- Neurológicas: Enfermedad de Alzheimer, esclerosis múltiple, enfermedad de Parkinson, ictus, epilepsia.
- Neoplasias: Carcinomatosis, cáncer páncreas.
- Otros: lúes, dolor crónico
Trastornos mentales
- Trastorno angustia/ansiedad
- Trastorno bipolar
- Distimia
- Trastornos adaptativos
- Síntomas negativos de la esquizofrenia
- Consumo de tóxicos.
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